miércoles, 21 de noviembre de 2012

Infancia Clandestina

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  En un tiempo no definido, me tocó enfrentar la película Infancia Clandestina. Ya estaba advertido de que no debía hacerlo, pero Dios debe cargar las armas para que luego se disparen, aún sin que uno pueda evitarlo. .

  Hoy, que pasó una eternidad desde que la Infancia Clandestina hizo su paso por mi vida, supongo que me tenía advertido aquello que hizo famoso a don Jesús Quinteros, ese figurón español del Perro Verde. Él, que es un gran fanfarrón, solía agregar entre tanta palabra, algo así: “soy en definitiva, un maestro en el difícil arte de la supervivencia”. .

  Por otra parte, poco me interesa conjeturar sobre dónde estaba cada cual, ni que debió de haberse hecho, tampoco debo cargar con el derecho de juzgar. El dolor supera cualquier sentimiento y el interrogante, (question decía Hamlet) ¿Ser o nó ser?, sigue siendo el eje. Quien decidió el film, o quienes en el conjunto de pasiones e intereses lograron el fruto, es posible que hayan anudado sus propias trampas al atrapar lo clandestino de aquella infancia. .

  Los protagonistas del film son militantes Montoneros que regresan del exilio en una operación llamada Contraofensiva, con la misión de retomar la iniciativa de la lucha. El resultado es conocido y es el de una derrota aplastante de la cual, pocos pudieron contarla. La excusa aparente del relato, es contarnos ese entrecruzamiento de la historia, desde los ojos de un hijo de ellos que regresa a la Patria desde el exilio con sus padres, es hijo de guerrilleros y vive clandestino con la historia que le ha tocado en esta vida. .

  Las dos condiciones son evidentes en su protagonistas infantiles. Juan (alias Ernesto), la hermanita bebé que posteriormente terminaría apropiada, no tienen discusión y pareciera que el argumento se centra en esa clandestinidad infantil. Sin embargo, como con el arsénico que uno puede tomar cada día, un veneno indeleble me anduvo atravesando desde la primera escena. La Infancia Clandestina estaba presente en los otros también que aparecen en la historia, esos jóvenes adultos capaces de vivir creyendo que se puede cambiar el mundo a fuerza de liturgia y de coraje, los otros infantes, esos otros chicos que transitaban el horror de la mano del amor primero y de la fuerza compañera de la escuela después, los maestros, los padres de los guerrilleros, los transeúntes que sabían, pero que construían su conjuro para sostener eso que nos enseña Don Jesús, primero sobrevivir. Por último además, se sentía en el aire de la sala, la clandestinidad oculta en las almas infantiles de los que asistían a un espectáculo que ocurrió hace tanto, pero que parece que fue ayer, cuando en verdad, éramos niños..

  Vivir esa experiencia me recordó mi condición de infante, atravesado en un mensaje clandestino que me anudó al Tambor de Hojalata de Günter Grass. En ese libro, el gigante alemán, juega con un pueblo que se niega a crecer y en su omnipotencia, derrama la tragedia del nazismo..

  La sangre corre por el albañal del barbero, los chicos saltamos en un juego de rango “capurra montó a la burra”, gritamos y aquel figurón que se esconde en el matorral, es el encargado del destino. Él es el marcado que nos deja correr por el prado y dice: aquel está señalado..

  Este artículo comenzó al poco de haber visto la película, pero necesitó un tiempo para ordenar las ideas que se lanzaron en pocas horas..

  Los tres ejes de mi disquisición que aparecieron después de haber sentido en la piel, esa ambigüedad que sólo se consigue cuando uno es un clandestino eterno, fueron primero las obvias, clandestinidad e infancia y luego nació una tercera que llamo El retorno del Salmón. Quiero aclarar que llegaron juntas y sin avisar, pero ya ven, hace falta tiempo para que las entrañas lo codifiquen al idioma binario del pobre viejo cerebro..

  Voy a traer tres asociaciones foráneas y tres criollas que me clavaron el anzuelo del Salmón a la Infancia Clandestina. .

  Empiezo con las de afuera porque así vinieron, es más fácil quizás para mí, detectar la paja en el ojo ajeno..

  Recordé un cuento que atribuyo a James Baldwing. Antes de citarlo intenté verificar lo que mi tramposa memoria me trae y salí a buscar primero en la red, luego en mi desordenada biblioteca y mas tarde, salí a la calle a revolver bibliotecas y librerías de viejo, finalmente recalé en los archivos de amigos y conocidos, con la buena suerte de no haber encontrado lo que buscaba. De todas formas, la tarea me obligó a releer algo de ese gran escritor norteamericano que agradezco. De modo, que no puedo citar ni el nombre ni el autor, pero el cuento viene así:.

  Un hombre frente al espejo se mortifica, tiene por delante una misión dolorosa. El hombre es un reconocido músico de Jazz nacido en Harlem, negro por supuesto y casado con una rubia. Desde hace bastante tiempo que vive en París donde el amor de la rubia, además de otros placeres, le regaló un hijo. El centro de sus soliloquios están dirigidos al modo en que tendrá que explicarle a su pequeño hijo, mulato y francés, que en la tierra donde nació su padre, cuna de la música que lo hace famoso, ese niño, al igual que su padre, revisten la calidad de ciudadano de tercera. ¿Cómo hacer entender a ese pequeño el desprecio que el blanco de Harlem propone? ¿Cómo explicar que para cualquier negro, un blanco de Nueva York encarna una amenaza segura? .

  Insisto sobre las trampas de los laberintos de mi memoria, no hay más alternativa que aceptarlos y declarar que es muy probable, que el cuento lo haya leído con anterioridad a los sucesos que muestra la película. La clandestinidad de la cual no se puede salir, me resonaba en la piel mucho antes que El Proceso de Reorganización Nacional hiciera su llegada. No pude tolerar la parábola de ese negro condenado a regresar al sitio donde se lo degrada y de éste modo, también refregar esa condena a su hijo y recordarle: No interesa cuan bueno seas, siempre serás un pobre Negro. Desconozco el derrotero del cuento, pero me alcanzó esa escena. El Salmón regresa para desovar y después morir. .

  El segundo hito es La Mancha Humana: film protagonizado por Anthony Hopkings y Nicole Kidman, estrenada en el año 2003, relata la historia de un hombre negro que el destino decidió no cargarlo con los rasgos distintivos de su raza. Eso quiere decir, que nadie podía darse cuenta de su origen por su aspecto. Esa diferencia y otras experiencias nefastas, lo decidieron a negar su condición de negro y eligió paradójicamente otra marginalidad y esa es para mí, una de las perlas del film. Decidió ser judío. Carga entonces el hombre con su clandestinidad hasta en el oculto lugar de la alcoba de su santo matrimonio. Soporta la acusación de discriminador de negros (quizás con justa razón) y vive su secreto, hasta que la vida lo cruza con una marginal auténtica, mezcla extraña de figura deseada e inabordable, que carga con el dolor más espantoso que pueda llevar un mortal. De yapa y de trasfondo, aparece el sonido de la locura social de la guerra de Vietnam. Sobre el final, el protagonista confiesa su condición de negro a la mujer amada. Esa escena los coloca inexorablemente a los dos, en la contracorriente del encuentro con la trampa del final inevitable del Salmón. .

  La última gringa es Lacombe Lucien: film de 1974, dirigida por Louis Malle. Ocurre en Francia durante la Segunda Guerra Mundial. Lucien es un joven sencillo campesino que termina siendo parte de la temible Gestapo de Francia. No me interesa relatar el film que vale la pena verlo, sino resaltar la historia de un sastre fino judío y de su hija, que quedan estampados en el relato. .

  Con la Francia ocupada, los judíos eran trasladados a los campos de exterminio. El sastre sobrevivía trabajando oculto para los esbirros del régimen. La hija termina entrelazada con Lucien en un vínculo a ojos vista. La escena que me importa relevar es esta:.

  El padre, que vive escondido y entregado a trabajar por monedas para proteger su vida y la de la hija, descubre que ella también logró encontrar el camino que recomienda Jesús Quinteros para sobrevivir y no lo tolera, se encuentra a sí mismo entregado a sus captores y con la hija abrazada al monstruo. .

  De modo que enfrenta a su hija y le pregunta:.

  - ¿Cómo es posible que puedas amar a semejante bestia?.

  En los ojos de la joven, la furia mezclada al dolor es sublime..

  - Estoy cansada de ser judía – le contesta en un fraseo cercano al grito..

  Es valioso el modo en que el director abusó de la cámara. Hoy, que casi han pasado cuarenta años en que mis ojos quedaron atrapados en ese cruce de miradas, puedo recordar la impronta que marcaron en mi alma. El padre, luego de esa escena, se viste con sus mejores galas, se dirige al cuartel de la Gestapo alemana para terminar la farsa y acabar, como él sabía, en un oscuro horno de algún campo de concentración cercano, luego del pesado viaje en el obligado tren de carga..

  Ahora vienen los tres locales:.

  El primero es el del film objeto del artículo, Infancia Clandestina. La clandestinidad y los retornos se vuelven muy dolorosos cuando abordamos la historia que nos trae de esa familia hermosa de papá, mamá, nene, nena y de regalo un tío solterón, igualito a la de aquella tira de la comedia televisiva de los años sesenta. La Operación Contraofensiva habla por si sola del viaje de regreso de los exiliados a su Retorno del Salmón..

  Le sigue la historia del máximo líder del movimiento más popular que haya conocido nuestro país, ése que citaban en cada ceremonia de rezo los protagonistas guerrilleros..

  El Futuro General Perón, como todo ser que se precie, en algún momento de su historia, también fue un infante. Pero la curiosidad no queda ahí, sino que también era un ser clandestino de chiquito nomás. Hay voces que aseguran que no nació en Lobos, sino que lo hizo en la localidad de Roque Pérez en una casa modesta y que fue anotado con el apellido de su madre como Juan Sosa. Luego el padre reconocería a ese hijo y a sus hermanos, pero inicialmente el futuro presidente de los argentinos, nació bastardo, con una madre que descendía de modo directo de una cacique Tehuelche, lo que para la época, era por lo menos de muy bajo nivel. Esa historia salió a la luz muchos años después de la muerte del presidente, lo que nos arroja su margen oscuro..

  De modo, que el hombre que marcó la identidad política de la última etapa del siglo veinte en mi país, transitó una infancia clandestina que se cuidó de ocultar. Y como el Salmón, se encargó de regresar para morir. Algunos opinan que no fue la mejor idea que tuvo, incluso aquellos jóvenes que luego de muerto, lo seguían idolatrando hasta en su propia muerte, olvidando que el viejo dirigente antes de morir, los echó a patadas del máximo altar del templo popular..

  El último infante clandestino que me queda del área local, no es ni más ni menos que el hombre más querido de la argentinidad, el Morocho del Abasto que tantos lo seguimos idolatrando..

  Algunos atribuyen al lugar de nacimiento importancias que otros no le otorgan. “La Patria de uno es su tierra de la adolescencia” solía decir mi hermano Rúben, pero ya está muerto y el Mudo, a pesar de que cada día canta mejor, también..

  Algunos dicen que nació en Toulose, Francia, otros en Tacuarembó, Uruguay, en alguna partida figura la ciudad de La Plata de nuestra tierra. Demasiados lugares para el hombre que llevó el Tango al sitio más elevado a nivel internacional. Hace pocos días, salió a la luz uno de los motivos para entender tanta confusión de lugares donde el cantor nació. Ocurre que Carlitos, era un prófugo acusado de estafador, campeón del cuento del tío y otras yerbas desde su temprana juventud. Su prontuario se disolvió en el gobierno de Alvear, gracias a los buenos oficios de don Barceló y de su guardaespaldas, el matón Ruggerito, el mismo personaje que se encargó de calmar a las trompadas, a aquellos que intentaron liquidar al cantor de un tiro por cuestiones de dinero. Luego las lenguas de la fama, lo disfrazaron de un tema de polleras..

  A los catorce años, este chico se escapó del hogar de su madre soltera a recorrer la ciudad, ya llevaba alguna cuita con la ley, que al tiempo se agrandó junto a su fama de cantor en los burdeles y centros oscuros de los políticos conservadores. Nadie como Gardel ganó tanta fama con su regreso. Un accidente en Medellín lo pasó a la inmortalidad. Flor de Regreso del Salmón para el Mudo..

  El Salmón regresa para desovar. Algunos elegidos logran llegar al agua dulce y entregar su carga de fertilidad. Otros quedan atrapados en el viaje loco que los obliga a saltar sobre la contracorriente de los rápidos desde el mar. Nada se pierde, aquellos que no llegan, sirven para calmar los apetitos y algunas codicias de osos, hombres y de otras plagas que le tocan depredar al Salmón. Hay modos de ver cada situación. Por ejemplo se me ocurre, que el pobre músico negro de ese cuento que no encuentro y aquel torturado sastre judío, llegaron hasta el agua dulce para fecundar en el alma de sus hijos, la responsabilidad de la impronta personal de lo que uno es. Tendrás que ser lo que sos, sino, no serás nada. Es posible también que Gardel necesitara morir joven para transformarse en un eterno joven hermoso y de ese modo, cantar cada día mejor..

  La locura de los otros, la de aquel falso blanco judaico, la de los jóvenes argentinos guerrilleros y la de aquel anciano presidente, quizás los haya dejado atrapados en las garras de su pasado o quizás, alguien mañana pueda descubrir algún retoño de su paso por este mundo. .

  Me queda un comentario que abre una esperanza..

  Vuelvo al film Infancia Clandestina para el cierre..

  En la oscuridad de la sala, con la palabra Fin agotada, la falta de sonido era abrumadora. No había nada para decir. Los espectadores nos levantamos de las butacas con un silencio de respeto mortuorio. Apenas se escuchaban los hipos de algún llanto reprimido..

  Mi amiga, que casualmente padeció un exilio por acompañar a su amor, finalmente rompió el silencio y dijo:.

  - Cosa de Locos, ¿no?..

  Los que la escuchamos y la conocemos, supimos que hablaba de su propia locura también, de esa que le tocó vivir en todo ese tiempo y que quizás, la que le siguió en otros tiempos..

  - Los cambios sociales son cosa de Locos- me descubrí respondiendo sin haberlo querido..

  La sorpresa no sólo fue para mí..

  No volvimos a hablar por largo rato..

 

jueves, 5 de julio de 2012

La Cucaracha


GH caminó hasta el cuarto de servicio y se tumbó en la cama. Al cerrar la puerta del armario, sin que su voluntad tomara partido, una cucaracha quedó atrapada por la mitad de su cuerpo aplastado contra el marco. Un hecho cotidiano que no deja de producir sobresalto. Las miradas de esos dos seres se cruzaron y nunca más la vida fue lo de antes. Detrás, desde la ventana del cuarto de una criada de la Río de Janeiro de los sesenta, los tejados suburbanos, contrastaban con la playa arrogante de esa ciudad maravillosa, que inundaba los ojos de quien se atreviera desde el inmenso balcón de la sala. El viaje para esas dos criaturas ya no tuvo retorno posible.

  Gregorio Samsa una mañana, se encontró convertido en una cucaracha. A pesar del cambio, le acuciaba el modo de poder llegar en esas condiciones, a su lugar de trabajo a la hora habitual. Los temores, los deberes, los pudores del gran antihéroe checo, al igual que su transformación, no pertenecían sólo al universo de su imaginación frondosa, muy por el contrario, eran la radiografía de un sistema atroz del cual, él cargaba con su porción dolorosa. La tragedia de Gregorio dio la vuelta al mundo antes todavía, que ese mismo mundo se hiciera añicos.

  Un insecto asqueroso que viene de nuestras basuras, un personaje cotidiano e indefenso, fue el anfitrión que abrió la puerta para ir a jugar a algunos genios del arte de la lengua. Lispector y Kafka no están sólos, he visto más de treinta títulos que se ocupan de esos bichos oscuros y con autores de la talla de Mark Twain o de W. S. Burroughs además de los citados.

  Desde que cruzamos las barreras de nuestro hogar para entrar al jardín de infantes, difícil que la cucaracha no haya sido parte de nuestras vidas sobre todo, cuando deambulantes iniciales, todo nos llama la atención y nada nos resulta asqueroso. ¡Nene caca! Decían las madres de antes, los padres en aquella época ni pintaban. Ahora el asco no cambió a pesar de las otras costumbres.

  Al poco tiempo de pararnos sobre nuestras piernas, una musiquita pegadiza mejicana, nos contaba de una pobre cucaracha que no podía caminar. La perversión en la música para la gente menuda no siempre guarda las formas, soy de aquellos que nacieron antes de que María Elena Walsh salvara a buena parte de la humanidad, de modo que Mambrú, la Farolera y la famosa cucaracha, eran parte del aprendizaje de la condición humana que, tempranamente recibían nuestros abiertos corazones.
  Basta averiguar un poco, y vemos que la famosa cucaracha de la cancioncita, como ciertos ídolos populares, viene con origen bastardo.      

  Algunos aseguran que el padre del popular corrido es Don Pancho Villa, aquel líder de la famosa revolución,  que de tan grandote que era y tan cargado de armas y de guardaespaldas que venía, no tenía lugar para las piernas cuando viajaba arriba del oscuro Ford T con el que circuló, hasta que el destino le jugó el final cinematográfico de Bonnie and Clyde que le tocó hasta el último tiro. La cucaracha era una figura divertida para citar a un carromato negro con patas campesinas y fierros que salían por los costados. La marihuana por algún otro motivo, también quedó atrapada entre las patas de la cucaracha y el poder político de los mejicanos, por ese motivo, la cancioncita que inocentemente cantábamos a los cuatro años, ya nos hablaba de drogas y de sangre.

  Al poco tiempo de acabar la dictadura del Proceso, Castiñeira de Dios, pedía “Un país donde pueda ser yo”, Pino Solanas filmaba y los pibes cantaban, “sin sentirse cucaracha, ni bajarse la bombacha.” París era una fiesta, y Buenos Aires todavía lo era más, los chicos preguntaban.” ¿Qué país, será ese país?”, la pesadilla había terminado y eso era parte del conjuro. Por supuesto, también teníamos las tetas que tibiamente exponía una muy jovencita Gabriela Toscano y la esperanza que latía en algunos corazones.

  Algo tendrá entonces esa cucaracha que nos hace mover eso que tenemos debajo de los pelos y temblar aquello que guardamos entre las piernas. Dicen que el bichito en cuestión, es una de las especies más antiguas, eso nos quiere decir, que resistió huracanes, terremotos, tifones, desastres y crisis de todo color. Parece que se banca hasta una guerra nuclear, espero que a nadie se le ocurra probarlo, quizás sea por eso, que nos resulta imprescindible aplastarla con la zapatilla o con cuanto objeto posible se nos presente tan sólo, para probar que somos algo más fuertes.

¿Será por envidia? ¿Será porque nos trae nuestra mugre?. Será por lo que será, ese bicho veloz que no pica, que no hace ruido y que no nos roe ninguna de nuestras cajas fuertes, nos produce temor y asco al menos.
  Hagamos en honor a la cucaracha, un minuto de silencio por cada una que hemos matado y mataremos en lo que nos queda de vida y por todas aquellas que transitarán por el mundo, por los siglos de los siglos.

 Por fortuna tengo un regalo y aclaro, las tetas están, pero ojo no se hagan ilusiones.
Consejo: arranquen el el 1.26



domingo, 10 de junio de 2012

Volver


  Veinte años no es nada, nos avisaba el morocho más hermoso del Abasto. Estaba parado en la cubierta y apoyado en la borda. Detrás, la Luna se reflejaba en el mar y sabíamos que estaba surcando el regreso junto al recuerdo de aquellos ojos que se cerraron de Rosita Moreno.

  Veinte años no es nada, nos recordaba la morocha más hermosa de España, eso de que sea la más linda de aquel pedazo de la península, es difícil de defender, pero que es bella nadie lo duda. Lo hacía en un cate jondo que sólo el manchego mayor es capáz de regalarnos. Atrás, las guitarras hacían el resto.

  ¡Que poesía maravillosa del dolor nos ofrece el parpadeo que se adivina de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno!
  Le Pera, el hombre que muere el mismo año que Pessoa, que nació a cuatrocientos kilómetros de donde Reis curaba y que es posible, que no se haya acercado a la lengua que lo vió nacer, nos derramó sin saberlo, el matiz dolido del hombre del Chiado.
  No le alcanzó al poeta el piolín para convencer al músico mayor, de Volver por el mar con la Luna de fondo. Hubiera respetado una de sus tantas fobias a volar. El destino ya lo sabemos, siempre la talla.

  Sin embargo, la vida es una luminaria perfecta. Nos entrega el relato del volver con la frente como se pueda y sólo, cuando el sonido de la queja se asordina, se abre la puerta que juega con la poesía. Si hiciera falta, podemos invitar a la vieja a que nos lave la ropa en el despintado piletón.
 
  Vuelvo cansado a la casita de los viejos, escribía Cadícamo cuando Don Alfredo aún no había publicado lo de la frente marchita. Cada cosa es un recuerdo que se agita en mi memoria, reforzaba Don Enrique.
 Algunos opinan que escribió que había vuelto vencido y no cansado. Ese es otro cantar.

  Hayan nacido en São Paulo como Le Pera o en Luján como Cadícamo, los dos nos advierten de la fascinación que tenemos por volver. No nos olvidemos que en el tango de Don Enrique, también había veinte abriles y no nos pongamos en los detalles del viejo criado.¡ Por favor!

  Volvemos del dolor, navegamos sobre botes que flotan al borde de la zozobra que nos recuerdan, las noches de lujuria de la empinada montaña rusa, de aquel famoso y desconocido Parque Japonés.
  En esos tiempos, la muchachada fina en sus veinte abriles, se la pasaba en la ciudad de la Luz, tirando manteca al techo en su aprendizaje de la vida. Con ese debut, hechos hombres, conseguían coraje para llevar las riendas de la bendita tierra que los recibió y la firmeza, para mantener el surco de los vaivenes que se merecía la señora Patria.

  Pero los otros, aquellos que cantaban y que bailaban en el arrabal, esas chicas pícaras del percal y de la milonga, desde temprano nomás, salían a juntar los mangos para parar la olla en algún conchabo o laburito, hasta que el puestito o la preñez, los transformaba en eso que a los veinte abriles, es difícil que uno sea.

  Un adulto responsable.
 
  Y nada de coca ni morfina.

  Y aquí estamos, con los veinte años vividos o atravesados. ¿Seguiremos siendo siempre jóvenes ingenuos, eternamente hermosos de veinte años?, ¿Quizás los veinte hayan sido al menos, una ilusión transcurrida?

  Tengo la fortuna de tener hijas que están en los veinte. Puedo asegurar que ese es un momento glorioso de la vida. Mi casa se inunda de espíritus inquietos que tienen toda la vida para armar. Llevan la creación en las plantas de sus pies y en las puntas de los dedos. Es un momento único. Tengo alguna autoridad para afirmar que los cuarenta, época en que me tocó ser padre añoso, también es única y maravillosa. En esos momentos, se cuenta con la creación en los pies y en la punta de los dedos. Debo advertir que ahora, que según las cuentas, estoy cerca de los sesenta, pasa eso de que la creatividad, todavía se siente en la punta de los dedos de los pies y de las manos. Espero que hasta que la parca se anuncie, esto no pare.

  Quizás por eso, veinte años no sea nada o quizás, sea la punta de un iceberg que no pregunta si son los veinte que tiene vividos el que los declara, o son aquellos que han pasado y que no se valoran lo suficiente.

  Propongo que hagamos un esfuerzo por recordar donde estábamos hace veinte años y de imaginar, donde estaremos dentro de los próximos veinte, así sea, que el pasado nos abrume o el futuro, no sea más que aquello inexorable del final.
 
  Este artículo tenía un objetivo modesto. Los laberintos de la locura lo fueron llevando hacia un derrotero un poco vanidoso. Sólo pretendía recordar, que tan sólo pasaron veinte años de ilusión sin diferencia entre el mundo real y el imaginario. Hubo un período breve en el inicio del siglo, que nos llevó a épocas anteriores, pero eso quedó en el olvido, como tantas señales en nuestros corazones y en nuestras billeteras.

  Hoy, nuevamente la realidad del mundo paralelo se nos presenta como cuando éramos niños y transitábamos desde el cielo hasta la tierra, la rayuela de la vida. Tuvimos siempre un dólar oficial y uno paralelo. En lo personal, necesité vivir cuarenta años, hasta llegar al momento en que la divisa de mi país, tenía un solo precio, salvo en los oscuros años de la tablita del déme dos, donde para algunos era lo que menos importaba y para otros, servía de la excusa para producir muerte. 

  De todos modos, la rueda siguió girando y los chicos naciendo.
  El mundo no se detiene, sólo que cambia y vuelve con la frente marchita, cansado y vencido si uno quiere o puede.

  Para los que peinamos canas o las teñimos, nos basta con solo recordar.

  Para aquellos que todavía gozan de su color capilar original, les propongo lo del viejo Hucha “a angarrar los libros que no muerden”. (Enrique Muiño en El Viejo Hucha”, Lucas Demare 1942)
 
  El artículo devino por senderos jugosos, pero no quería dejar de mencionar aquello que fue su origen.

  Con el resto, cada quien hace lo que puede.

  Por suerte hay algo para regalar, espero que lo disfruten.






Volver, Pedro Almodóvar, 2006, Penélope Cruz Canta por gjlindner no Videolog.tv.

martes, 22 de mayo de 2012

El último Elvis


   Un último viernes con unos amigos, retomamos la costumbre de ir al cine en el arranque del fin de semana. Digo retomamos, porque hacía mucho que habíamos dejado de hacerlo y digo un último viernes, porque no sé cuando terminaré publicando esto y pegaba con el título.
  Los motivos de la abstinencia eran varios, bastante correría en la semana invitaba apenas a un encuentro gastronómico y también, la poca sorpresa que nos propone el cine en los últimos tiempos dejaba poca voluntad para meterse en una sala. Por mi parte, soy de los que protestan cuando alguien habla o come en el cine o cuando, lo que aparece en la pantalla, no es más que el producto reiterado de una máquina de fabricar salchichas.
  Voy a hablar de cine tan sólo como excusa, no tengo autoridad, conocimiento ni conciencia para realizar una crítica, pero nada me desautoriza a hablar de lo que ví esa noche.
  Se trata de una película argentina, dirigida por un tal Armando Bó y producida por el Delfín superagente, padre de la criatura directora entre otros productores y méritos.
  Estos Armando y Víctor, llevan en la sangre, el amor y el coraje con que el abuelo y padre, salió a desafiar a su mundo pacato con toda la desfachatez y el valor que hace falta, para una misión tan difícil como la que se propuso. La obra de Don Armando Bó, el abuelo fallecido, es considerada hoy de culto kitch y otros honores injustamente tardíos. Contaba eso sí, con una actriz fetiche, la muy famosa Coca Sarli, que sabía solucionar con solvencia llamativa, en épocas recatadas en que siliconas no había, lo que hubiera que resolver. Lo que estaba en la pantalla, era todo de ella y lo demás, que era talento y riesgo, sobraba. Faltaba Strasberg, pero abundaba calentura.
  El último Elvis me pareció tan valiosa, que alguno de mis amigos que no la consideró tan buena, admitió que valía la pena, tan sólo por bendecir al cielo, que por fin una me había gustado.
  Pero no estoy aquí para agradecer a quienes me aguantan con tanto cariño, me encargo personalmente de hacerlo, como ellos a mí por soportarlos. Eso no es más que amor.
  Vayamos al film.
   Carlos es un hombre que un día se transformó en el Rey. Quiero decir que, en algún momento de su vida, decidió ser Elvis. A diferencia del verdadero, nuestro Elvis es pobre, trabaja en una metalúrgica para vivir, pero su pasión, es imitar a Presley y lo hace muy bien. Actúa en shows de fiestas sociales mediocres y clubes de barrio. Tiene una voz espléndida, menos potente que la del grande original, pero posee un calor que hace vibrar las fibras más finas del alma. Toca el piano y la guitarra con gusto y calidad, pero tanto talento, apenas sirve para rozar esos encuentros de tercera categoría, mal pagos, y sometido a una organización burocrática y atroz, que paga mal, tarde y de yapa, maltrata a aquellos que hacen del arte, su lugar en el mundo del como pueden en la vida.
   Nuestro Elvis entonces es un loser que transita por el suburbio surero bonaerense, en un desvencijado Ford Fairlane LTD, que le hace sonar la música a su V8 por los Siete Puentes de Lanús y que tiene una mujer y una hija con las que no convive. A la mujer la llama Priscilia y a la hija Lisa María, que es el nombre con la que los padres la anotaron. Carlos es Elvis, tanto lo es, que la vida de Carlos, es la vida de Elvis.
  Y aquí tenemos el milagro del film. Salimos del cine sabiendo que no hemos visto otra cosa que la vida del buen Elvis. Las salvedades, son el juego que este nuevo Armando nos regala.
  Como en toda obra grande, hay mucha tela para cortar y depende de la locura del que agarra la tijera. Sabemos que no es exclusivo mérito de la obra de lo que de ella se saca, por ese motivo yo, que de sastre tengo poco, es posible que no le saque todo el partido que se merece. Mejor, así habrá lugar para que otro siga con la posta.
  Carlos vive una vida aparentemente sórdida. Está casi todo el tiempo sólo, la mujer lo desprecia, la hija apenas si logra atravesar la barrera de su ostracismo, no tiene intimidad con otros. Es respetado donde se lo encuentre y todos lo llaman por su nombre que por supuesto, no es otro que el de Elvis. Salvo la mujer, que no lo tolera y maldice cada vez que puede el día en que lo conoció.
  En lo personal, soy de los que han escuchado a Presley y lo escucho hoy. Me gusta su música  y me he dedicado a curiosear sobre su vida, como la de otros que me llamaron la atención. A medida que pasaba el film, tenía cada vez más la certeza de que la vida de nuestro Elvis en el Cono Sur, es idéntica a la de aquel hombre que cambió la música popular para siempre. Y no es porque se lo hayan propuesto, es lo que les tocó y lo que los dos supieron desde siempre. Me atrevo a sugerir, que los espacios donde Presley vivía, en lo íntimo de su vida cotidiana y de su alma, no eran muy diferentes a aquellos en que nuestro Elvis transita por el film. La sordidez está por dentro. Tal como ocurre con el nuestro, la vida para Elvis Presley, sólo tenía sentido, cuando cantaba arriba del escenario.
  Supongo que no es muy original para quien es ovacionado por miles o por millones. Lo llamativo por decir algo, es que el de los Siete Puentes, apenas es aplaudido por un par de centenas.
  Lo sabroso es, que nuestro Elvis está conforme con lo que le toca. Él sabe que tiene un don y que eso no es sencillo de llevar. Se lo declara a su hija en algún momento. Sabe que es un elegido y que siempre estará vigente, como debía ocurrir con aquel que murió hace tanto.
  La película avanza con la picardía suficiente para que nos metamos en la aventura de sospechar, que la fantasía y la realidad, son territorios confusos, que la locura y la cordura, cargan con una zona gris donde pocos se atreven.
  El argumento es valioso y no lo voy a relatar, no tiene sentido que lo haga para el que ya la vió y menos para el que todavía merece hacerlo, pero voy a citar algunos detalles para el cierre.
  Salvo en contadas situaciones, las locaciones son sombrías, tanto en la vida cotidiana de Elvis, como en los shows. Sin embargo, hasta en el cementerio de heladeras contiguo al lugar donde trabaja nuestro héroe, las escenas no son opresivas, él está siempre en su lugar, aún con la cólera que le produce lo sorpresivo. Pasa por la vida con una sola certeza y es, que él es el elegido. Esa es su locura. Está presente también, la locura del verdadero Elvis en un trasfondo, la de la mujer del de acá y la de muchos otros, esos que viven las vidas de Freddie Mercury, la de Charly García o la de John Lennon y que como él, los significan y los aceptan.
  Esto nos dice que hay un mundo que entiende que la realidad es otra, esa que nosotros suponemos es para ellos de otra dimensión, como lo es, la de nuestro protagonista para nosotros. Hay una diferencia, él sabe que está en un mundo absurdo que no juzga y sabe además, que es el elegido. La diferencia no es sutil. Él no juzga y éste es el objeto de éste artículo, lo que viene después, es de yapa.
 Ellos son otros, son distintos y son raros. Están un poco locos y algo de lo que nos muestran, suele ser peligroso también. Nuestro héroe está atrapado en su locura, nuestro héroe es también un hombre libre.
  La libertad y la prisión participan de zonas figuradas, tan abiertas y tan oscuras, como la realidad y la fantasía.
  Y tiene un precio.
  Entre el Cadillac que manejaba el Rey y el Fairlane que maneja el nuestro, entre los Siete Puentes donde pasa el Fairlane y aquel que cubre la bahía de Oakland del Graduado con que juega el film, hay espacios difíciles de medir.
¿Realidad y fantasía es el debate?
   Sigamos con el cine:  ¿Se acuerdan de Matrix?
  Ya que cargaron con la molestia de llegar hasta acá, les propongo hacer clic y disfrutar de estos regalos. Ojo, hay que ver los dos, si no, es trampa.



domingo, 13 de mayo de 2012

Bartolo


Bartolo apareció en mi casa de la calle César Díaz,
cuando el que lo dibujaba y yo,
éramos dos chicos que corríamos detrás de aquello que te hace grande.
Corríamos detrás del perfume de mujer y no voy a decir más nada.
Él ya era grande y yo, con pocos años menos,
era un chico de veinte.
Bartolo traía el empedrado que se estaba poniendo escaso,
en aquella ilusión que nos tocaba de caminantes.

Manejaba un tranvía y eso era algo que ya no existía en la ciudad que los dos amábamos.
Pero él, con su magia, nos traía el tranvía y el empedrado,
tenía apenas veintitrés y era un hombre y yo,
con veinte tan sólo,
recordaba las piernas que colgaban de mi madre,
de chiquita que era nomás,
entre el entramado de la madera de los asientos del tranguay
y un piso,
que ya no me acuerdo de qué era.

Mi madre cocinaba el estofado del domingo,
el aroma del tomate la carne y el perejil me despertaban.
Y Bartolo estaba ahí,
con su tranvía cortito para un sólo hombre
y algo parecido a un pájaro que vino después,
y se comió la vida de todos.
Como el asfalto.

Mi padre arreglaba el auto en la calle de una escena dominguera.
No estaba sólo,
Estaba con el vecino que el albur,
le puso Domingo como nombre.
Tenía un Chevrolet y de Pessoa no sabía nada,
pero el Bartolo, desde cada ventana del tranvía,
saludaba a cada uno que pasaba,
por los barrios porteños de arcabuz y de trole.

Ese negro se carga,
a la larga lista de los negros que tenemos.
Un negro salteño.
Un negro porteño.
Bartolo llegaba los Domingos,
el Negro entendió que tenía demasiado,
Lo pasó a cuarteles de invierno,
El Negro cuidó a Bartolo y hoy le pido,
al motorman de las dos manijas,
Que donde esté, lo cuide al Negro,
Porque yo, que soy el Bum, le pido,
que con la ruedita chiquita del trole,
siga con lo suyo,
por el empedrado,
por el aroma de los tomates y del perejil,
Y por el trole.

El Bum ( el hincha de Camerún)

jueves, 10 de mayo de 2012

Cuestiones con esa Petrolera

Algunas noches atrás, en una mesa bien dispuesta, me encontré con el acertijo de la nacionalización de la antigua petrolera estatal. Los que participábamos de la polémica, contábamos con información escasa y desborde de pasiones como es habitual en estos casos. Dentro de mi entorno, hay décadas cargadas de certezas de vivir destinados a escribir las letras de la historia, para descubrir algo tarde, que era cierto eso de que la letra con sangre entra. Para los que pudimos contarlo, esa aventura nos dejó un sabor amargo, será por eso, que en el calor de la charla, había algún aroma dulzón.

El anfitrión, hombre cargado de años de dolor y de deseo, cerró la cuestión esa de la petrolera, desafiándome a que escribiera sobre el tema y yo, que siempre he tenido un corazón cobarde, le contesté que no contaba con la información suficiente y que no me resultaba tentador pasar luego, por la experiencia de arrepentirme de aquello que quedó estampado en el lacre de la historia.
Por fortuna, la vida me otorgó algunas suertes que agradezco. La mujer que acompaña mis días de aventura, de placer y de otros menesteres, me propuso que recogiera el guante y uno, que es una alma sensible y comprometida con el amor, aceptó el reto, de modo, que aunque luego reciba las reprimendas del pecado imposible de negar, acá voy, haciendo lo que un hombre de ley debe hacer.

Frente al dilema planteado, se me aparecieron los dos viejos maestros. Hablo nuevamente de esos dos atorrantes que son, Serrat y Sabina.

El hijo de Ángeles y de Joseph que para quienes no conocemos el catalán, nos suena a Yuyep, de profesión cantautor, le pregunta al hombre de Jaén, al que los olivos poco le importaron:

- ¿Y dime Joaquín, tú qué opinas de eso de la petrolera?

El andalúz se contorsiona como un Puck y con el rostro cargado de morisquetas contesta:

- Depende- dice con su voz cargada de eso que algunos entendemos que es picardía.

El auditorio del Luna Park ríe nervioso, algo le toca por dentro, esos que están ahí parados jugando con algo tan delicado de sus interiores, son los dos grandes aliados de los pliegues de sus almas, algunos han pagado una pequeña fortuna para ir a verlos, entendiendo el espesor con que cargan sus bolsillos. Ellos, como los dos caballeros españoles que son, se saben obligados a blanquear su dilema.

-¿Depende de qué?- acosa el catalán, natural de Barcelona, vecino de Campodrón, Girona.

- Depende de donde esté cantando- contesta el seguidor de la Señora Magdalena.

Antes de que nadie se ponga en guardia, llega con el cross:

- Depende- repite- si es que estoy cantando en Madrid o en Buenos Aires.

La risa ahora es frágil y franca, ahora está todo bien, estamos entre gente amiga y confiable. Serrat remata con la cita de Groucho.

- Éste es un hombre de principios - dice.

- Si no les gustan esos, tenemos otros- remata.

Se lanzan con “Entre esos tipos y yo hay algo personal”, canción con la que el catalán, hace mucho tiempo, declaró al mundo sus principios y opinión, respecto de algunos fulanos bastante comunes de la economía y de la política, con escrúpulos de dudosa calidad.

La sabiduría es un bien escaso, de modo que cuando uno se acerca a algo parecido al saber, no puede menos que agradecer la oportunidad de haberlo vivido.

De modo que, si todavía les queda grasa en la guantera y un alma que perder, pueden recurrir a la Magdalena, les haya tocado en esta vida, nacer hombre o mujer, no se olviden, que detrás de una gasolinera a veces, espera el pecado. También pueden, aceptar el desafío de transitar los laberintos de aquella noche, donde el tuco y el pesto junto a un buen Malbeck, ofrecieron el marco de esta tragedia, que de prohibido tiene poco, pero que de pecado, vaya si lo hay. Se levanta el telón en este preciso momento.

Y aquí vamos:

La reunión obedecía a un encuentro que se había aplazado por años. No digo años sino mas bien que décadas, por ese motivo, los temas de la cotidianeidad tuvieron que esperar hasta agotada la puesta al día de cuestiones de la vida de los protagonistas y de algunos aledaños. Eso hizo que la carga que lleva el alho y el oleo junto al Malbeck, se hiciera cargo de la voluntad de aquellos que estaban presentes, para abordar un tema al que apenas los rozaba más que por padecerlo.

Presentado el tema petrolero en la rueda del intercambio, la charla no ofrecía un trato original, ya que primaba la carga de afecto que por tanto tiempo hubo que esperar. Las posiciones eran relativamente clásicas y bastante cercanas a lo que se escucha o se lee. Alguna crítica al modo en que fue realizada la estatización ( bastante amable de acuerdo al auditorio de esa noche), algún cuestionamiento a aquel gobierno que decidió su privatizacíón en su momento y también, algún apoyo incondicional al hecho. Los debates, obedecían a cuestiones de forma y sustancialmente algunos de fondo, con alguna crítica de base al capitalismo vigente, lo que colocaba la conversación en un lugar para estas épocas, sin retorno.

Mi aporte desde un punto diferente, llevó el tema a un sitio similar. Es posible que, por ese motivo, el anfitrión, de modo elegante, me invitó a que realizara esto que estoy haciendo y que quien haya llegado hasta este momento, está desandando. De éste modo, logró desatar la madeja que se estaba anudando y que prometía acogotar lo que quedaba de la noche.

Para muchos, el escepticismo lleva una carga en los momentos que corren, por ese motivo, la escena de los dos grandes maestros del Luna Park, lleva la paradoja del dolor, de la resignación y de la ironía, para otros, la teatralidad fuera de los escenarios protagonizados por artistas, sigue teniendo influencia y es por eso, que algunos improvisados que se dedican a otras actividades mediáticas, hacen uso y abuso de ese juego.

Hasta aquí no son más que palabras para escaparle al bulto, ya que no puedo opinar sobre los detalles que llevaron a esa decisión gubernamental, porque la información que recibimos es confusa y claramente intencionada, de modo que tomar partido en estos casos con datos tan poco certeros, puede llevarme a un resultado tan confuso como las noticias que se leen y que se escuchan, pero sí puedo aventurarme a atar cabos de lo que hemos recibido y aventurar sobre los resultados que se observan. De modo que no tengo elementos suficientes para trabajar sobre las causas, pero puedo abordar con justo derecho, sobre los efectos, habitual modo que uso para el trabajo de los mitos en las organizaciones.

Admito entonces las siguientes hipótesis:

1. El andamiaje legal para que el Estado haya tomado la decisión de la intervención desde el poder ejecutivo y luego por referendo, la estatización desde el legislativo, es sustentable. Esto quiere decir, que para el derecho internacional, son admisibles las acciones que se proponen, aunque la mitad de la biblioteca tire para un lado y la otra para el otro, pero con poderes a lo sumo equilibrados.
2. YPF era una empresa privada con accionistas, directorio y un acuerdo vigente con el Estado Argentino. La materia prima de la explotación es propiedad de los Estados Provinciales y de alguna forma, de la Nación. Eso no la diferencia de otras, como la
Exxon, Petrobrás, Shell o Total. Quizás, podemos suponer que el tamaño de los negocios de YPF es mayor que el de otras, pero no me consta ni me resulta trascendente.
3. Nuestro país, en la gestión del presidente Kirchner, fundó una empresa de petróleo llamada ENARSA que podría haber reemplazado a YPF.
4. El matrimonio gobernante, ya ha realizado expropiaciones, primero el correo a un grupo local de propiedad del actual jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y luego, siguió con la empresa de aguas y con la aerolínea de bandera.
5. Voces responsables del gobierno, declararon oportunamente, que no tenían planes de realizar la nacionalización de la antigua petrolera estatal. Debo aclarar que éste no es un punto menor en los oídos de un inversor privado, ya que cuando un agente del gobierno menciona un tema, sabe sonar a amenaza, se pone sobre el tapete alguna intención sea ésta controlada o no.
6. La empresa YPF no cumplió con los acuerdos desde los ojos del comitente estado argentino. El comitente además, tiene modo de demostrar ese incumplimiento a figuras imparciales del ámbito internacional.
7. Hay una curiosidad que sale a la luz en este momento y solo la menciono. Hay un socio privado argentino que ingresa al negocio sin aporte alguno. Ese aporte sería realizado con su parte en las ganancias futuras. Éste tipo de operaciones son raras, pero ocurren cuando ese socio que ingresa, tiene una oferta tentadora para los tenedores de las acciones vigentes. No creo que haya sido el caso, pero hubiera sido razonable para dar un ejemplo, que Apple hubiera incorporado a Steve Jobs por esa modalidad en su segunda vuelta. La pregunta que nos surge por ser ingenuos quizás es ¿ Cuál era la oferta del grupo Petersen?, pero ese es un tema de los inversores privados que también son parte de esta pequeña representación de nuestra tragedia que se está representando.
8. El grupo Repsol, pertenece a diversas empresas españolas que trabajan con el estado español. En el momento de la privatización de la petrolera, como luego en la crisis del 2001, muchos funcionarios del gobierno español se llegaron hasta nuestras costas para apoyar a los inversores privados de su país.
9. España vive hoy uno de sus peores momentos económicos que se haya tenido registro desde la guerra civil, analizando la caída y no, el estado estacionario. Gobierna un partido de abierto tono opositor al que gobierna la Argentina.
10. Difícil que los involucrados lo tengan en cuenta, pero acá no puedo evitarlo, estamos transitando el tiempo de una posible crisis de destrucción creativa declarada por Schumpeter en la primera mitad del siglo pasado. ( ver destrucción creativa en el blog más atrás)
11. El partido del gobierno, ha declarado desde su discurso y desde su iconografía, la carga a las adhesiones románticas que nutrieron el esquema ideológico de su líder y del otro partido popular que fundó la compañía. Esto habla del peso sensible que resuena en la sociedad, que no olvidemos, es el mercado o si quieren, el público al que se deben.

Los personajes y los escenarios están presentados, pido disculpas por si alguno ha quedado en el medio del camino, ya que estoy un poco grande y no siempre puedo cumplir con todos. Se lanza la obra:

El gobierno parece tomar una decisión impetuosa. Interviene una compañía privada y lanza la propuesta de la estatización al congreso, toma por sorpresa supuestamente a los involucrados, los propietarios privados españoles y a todo el arco opositor.
Salidos todos de la sorpresa, se abre el espacio de las declaraciones. El arco opositor balbucea alguna crítica por el modo desprolijo si se quiere en que se realizó la operación, pero quedó atrapado a apoyarla masivamente.
Los ejecutivos de Repsol y los representantes del estado español, salieron a criticar con los tapones de punta, consiguieron adhesiones de sus aliados europeos y reprimendas de los Estados Unidos, que como ocurre desde la quinta enmienda, vé con muy malos ojos cualquier avasallamiento a la propiedad.
El show crece en el climax hasta ocupar un estadio de fútbol donde la Señora Presidenta, hace su discurso acompañada por las bandas militantes, sus estandartes partidarios y sus cánticos alusivos al recupero de aquello que nunca debió de haber sido entregado.

En gustos no hay nada escrito solía decir mi padre, hay quienes disfrutan del show y otros que se aburren, pero a la luz de los resultados, parece que la banda de los primeros, es bastante más numerosa que la de los otros. Golpe a la cocina efectuado por los muchachos del gobierno, la oposición afloja las piernas y esta vez, ni siquiera les queda aire para el clinch.

Por lo demás, vale la pena evaluar algunas situaciones sabrosas.
Desde el mundo empresario, es curioso lo que se recibe, ya que YPF, era una empresa privada, con accionistas y un directorio que realizó un acuerdo con un cliente interno que es el Estado Argentino. De alguna forma, ese cliente interno era un asociado, ya que la materia prima con la que se trabajaba era de propiedad de los Estados Provinciales y de algún modo, de la Nación. Eso no la diferencia de otras contratistas, como la Exxon, Petrobrás, Shell y Total entre muchas. No veo sencillo que, por ejemplo, la Nación Argentina, decida expropiar la sede argentina de alguna de esas empresas, como sí se hizo en otros países donde una revolución popular triunfó. Creo que si alguna de esas empresas, dejara de cumplir con sus obligaciones con su cliente interno Nación Argentina, a lo sumo, podrá recibir alguna sanción y el comitente, haría cumplir su justo derecho de quitar la concesión de las áreas. Para eso existen los acuerdos, los pliegos y los contratos.
Es poco entendible, que si una empresa no cumple con sus contratos, no baste con darlos por caducos y reemplazarlo por otras, incluso por la nacional ENARGSA, si la intención es que el Estado participe del negocio de los hidrocarburos. Parece poco razonable a esta altura, realizar una operación forzada entre un estado soberano y una empresa privada, a veinte años de la caída del muro.
Por otra parte, era evidente que venía deteriorándose la relación con su comitente, por lo que para la dirección ejecutiva de YPF, era razonable dejar de seguir invirtiendo y de incrementar el retorno de dividendos, porque el riesgo del negocio se incrementaba cada día. Hasta parece una buena decisión, bajar el nivel de exposición, hasta tanto el comitente se defina positivamente por el negocio. Es evidente, que la visión de los ejecutivos de Repsol estuvo acertada, ya que el precio a cobrar por esta venta compulsiva, es difícil que pueda ser defendido en esta nueva situación de poder, aún admitiendo buena fe de los responsables de las partes.
Pero lo curioso de esta historia de ahora, es el comportamiento del gobierno español, ya que el modo en que encaró el tema el argentino podría ser esperable, no olvidemos que esta escena de la expropiación había ocurrido con Aguas Argentinas y la francesa Suez y con Aerolíneas Argentinas con la también española Marsans, y en ambos casos, los gobiernos de esos países, no necesitaron solicitar represalias a sus aliados, ni tampoco ellos mismos la encararon.

Para quienes alguna vez hemos sido sensibles a estos espectáculos, pero que la experiencia de la vida, nos ha teñido de cierto escepticismo, lejos de abrazar esas pasiones, nos asaltan otros sentimientos que no son de gran adhesión a este modo de llevar adelante los recursos de los que trabajamos día a día, hablo de aquello que ocupa nuestros bolsillos.

“El humor es la gentileza de la desesperación”, nos regaló alguna vez Don Oscar Wilde, otros, entre ellos el ya citado Groucho, nos han obsequiado bastante de eso. Sin ellos, la vida sería un poco más dura. Quisiera tenerlo hoy al gran Tato, supongo que sería material para sus monólogos. Bueno, hay que admitir que nunca le faltó material, las muchachadas gobernantes siempre le dieron de sobra. Como vemos, Wilde nos regaló la gentileza. Pagó caro por su saber y su arrogancia. No fue el único.

Hoy estamos nuevamente frente a esta representación de la tragedia que nos mantiene despiertos hasta algunas horas de la madrugada. Para aquellos que no pasaron sus horas ocupados en desentrañar los laberintos del comportamiento humano, esto quizás no sea más que una anécdota
cargada de color, para mí por lo menos, me recuerda aquello que usamos en la actividad empresaria casi cotidianamente.

Equivocarse decimos, es razonable, porque cuando uno hace, el riesgo existe. Cuando el error se repite una y otra vez, el error es un síntoma a trabajar.
A llenar el tanque entonces y recordemos al maestro, brindemos con vermú y con papa frita.

lunes, 23 de abril de 2012

Los Oficios Terrestres


Los Oficios Terrestres

El título de este trabajo no es mío, se lo debemos a Rodolfo Walsh que agrupó en él, a seis relatos deliciosos. Cuando esas tres palabras aparecieron en mi vida, mi corazón pegó un salto y capturó alguna idea que había quedado atrapada en mis laberintos.

  Porque si de algo se trata mi trabajo, es de los oficios de la gente, sean ellos de la tierra, del fuego o del aire.

  Me pregunté entonces por los mitos que traen los oficios. Esa es una de las rutas que elegimos cuando abordamos la empresa y la organización, rescatamos lo que oculta lo cotidiano, como los incógnitos supuestos básicos de la comunicación ( yo creía que vos sabías) o cierto comportamiento repetitivo que obtura la creación ( el día lo tengo dividido en antes del banco y después del banco) y tantos otros.

  Por eso me adentré en la mitología y salí a buscar el oficio más antiguo.
 
  Ejercido por mujeres, el mito nos trae que la actividad reglada más antigua, es la de la prostitución. Vaya sorpresa. Cierta curiosidad aparece cuando nos adentramos (solo en el estudio), en la singularidad de estas iniciadoras del comercio. Ellas, como cada uno de nosotros, encontraron la oportunidad en una necesidad, se hicieron cargo de sus propias fortalezas y debilidades, y respecto de las amenazas, habiendo leído un poco de historia, comprendemos que las han sorteado o padecido con cierta hidalguía, hasta poder llegar a nuestros días.

  Pero lo que la mitología nos ha ocultado, es quienes eran los clientes de estas intermediarias de servicios, y es ahí donde encontramos una notable omisión.

  Debemos admitir, que desde el mito, eran varones los que tomaban los servicios, debían contar con algún elemento de intercambio sea dinero o especies y si nos remitimos a cierta antigüedad, quedan por descarte ya sea porque no estaban dispuestos a pagar, los nobles, jefes de tribu y otros líderes. Por no contar con los recursos, los labriegos, esclavos o siervos quedan descartados también. Nos quedan algunos posibles incipientes comerciantes, pero atendamos que no serían los primeros y curiosamente, en un lugar oculto, quedan los soldados.

  Sin embargo, aprendimos que la historia ha sido escrita con sangre, por eso, podemos considerar, que antes que cualquier otra forma de intercambio, la guerra estuvo primero. De modo que es curioso el olvido de este primer oficio masculino, particularmente porque tiene gran simetría con el de las damas.

  Ambos ponen su cuerpo al servicio de una causa cuyo objetivo, no está ligado a sus propios intereses. Realizan esas tareas por mera supervivencia. En ambos casos, los lazos afectivos con la actividad se mezclan, cumpliendo con la regla de la ambivalencia en la actividad humana. (No sólo trabajamos por dinero). Si entendemos que la milicia, es seguramente la primera organización humana, estamos frente a la primera formación de lo que luego fue la empresa. Hace diez años escribí Te Ganarás El Pan, donde desarrollo la simetría entre la actividad bélica y la cotidianeidad del trabajo, todos podemos imaginar tal situación.

  Pero sin dudas, el trabajo y el dinero, han ganado terreno en el poder de las sociedades, y podemos decir, que desde Shylock para acá, hemos recorrido un gran camino en esto de dar valor al dinero y a los valores de intercambio, eso nos ha permitido tener una vida mejor que la de andar matándonos por espacios de poder, como en las guerras de los hombres, o por hembras y por crías, como el resto de nuestros compañeros de la Tierra.

Vale la pena recordar entonces, que cuando trabajamos, somos gladiadores y luchamos a brazo partido, igual que aquellos que iniciaron eso que es, vivir en sociedad. Será por eso, que muchas veces somos soldados y muchas también, putas.

viernes, 23 de marzo de 2012

DOS PÁJAROS

    Tengo la fortuna de ser parte del equipo que trabaja en el espectáculo 
    de Sabina y Serrat en nuestra tierra.
    
    El privilegio de toparse con el talento y la sabiduría de estos dos 
    gallegos (confesado por ellos aporteñados, nada de catalán y de
    andaluz), que desde hace un tiempo, están en la cola para recibirse 
    de ancianos, me resulta asombroso, a pesar de que también yo, estoy 
    a pocos puestos de ellos en esa misma fila.
     
    Tal como dice Sabina sobre el escenario, las canciones del Nano, abren
    los corazones de las chicas ( y otros espacios) con la magia de su
    contraseña. Por ese motivo, desde mi adolescencia y primera juventud, 
    gran parte de las canciones que cantaba, habían salido de su genio. Luego,
    por esas vueltas del destino, mi corazón se cerró y sólo canté para esa mujer
    llena de música y colores que alegra mi vida. A veces ella abría su corazón con 
    las melodías y otras, bueno también estaban aquellas otras, en que no había
    canción que valiera. 
    
    Y de ese modo, llegaron las hijas que aprendieron las canciones con la leche
    templada y además, recibieron de la voz del catalán, las aventuras del
    Principito que todas las noches, les relataba desde una reproductora de 
    casettes.
  
    Para la época en que yo aprendía a cantar canciones, Sabina por su parte, 
    andaba con las ratas de los albañales y de los subtes de Londres. Como
    nunca fui un hombre viajero, no pude conocer a ese juglar y luego, cuando 
    el andaluz era conocido hasta en el bar del Chino de Pompeya, mi corazón
    ya estaba negado a aprender.
  
    Sin embargo, la mujer llena de notas que me acompaña en la vida, trajo
    la poesía y la melodía de una voz completa, que en ese momento, no pudo
    con mi endurecido corazón. 
    Pero el tiempo pasó y el papá de aquel que se fue con la Magdalena, como
    nos hace a aquellos que integramos la cola, se encargó de que aquella voz 
    engreída, se cargara con el dolor de los que predican su misión. Esa voz 
    ronca, como pasa con el Polaco, empuja las palabras y golpean las notas,
    para que cualquier corazón, por más duro que haya quedado, se transforme 
    en un corazón cinco estrellas. 
  
    Gracias quiero decir a esos dos atorrantes, que se exhiben sin pudor, quizás 
    ya no dé para beber a morro y sólo se pueda uno arreglar con una copita de
    champán, poco importa. Hasta es posible que este hombre, al que los 
    nubarrones del destino le cerraron el corazón, se anime a salir por los tejados, 
    como un gato sin dueño, a recorrer con la voz ronca, para que la Luna le haga 
    un guiño, en un rincón, en un papel o en un cajón.