En estos tiempos en que lo gregario nos convoca, cierta
mirada a algunas señales, me resuenan desde el fondo de los roperos.
Toda acción de la historia, puede ser interpretada a gusto
del consumidor. Quienes hemos participado de la mirada de los hechos desde
diferentes autores, necesitamos advertir, que el telescopio por el que miran
mis ojos ahora un poco maltrechos por los años, ha sido construido y está
dirigido, por un servidor.
El 16 de Noviembre pasado, este señor que escribe, nacido en
esta tierra, suponía que el ganador de la elección que ocurriría en pocos días,
iba a ser el otro contendiente, como buena parte de la opinión que se dice
pública y otros, a pesar de la desconfianza que todos tenemos en las encuestas,
en la manipulación de las opiniones en los sistemas de comunicación de masas y
de todo aquello a lo que nos podemos asir.
Aún así, me atreví a publicar El Revenido y La Reforma,
artículo anterior a éste en el blog. En él, más allá de ciertas conjeturas que
dan soporte a cierta mirada del telescopio, sugería que el tiempo que se viene,
corresponde a la simetría de las horas del Dr. Frondizi, independientemente de
quien fuera el que se terminaría sentando, en el Trono Mayor de la Rosada.
Basta que continúe con el siguiente artículo y se encontrará con él.
Los comentarios de estos días, me han dado cierta felicidad,
ya que no se habla de otro tiempo y aprovecho para reiterar, las advertencias a
aquellos que somos gobernados, como para aquellos que dirigen, que es valioso
no transitar aquellos caminos, que nos han llevado a dolores de cabeza y a
algunas frustraciones.
El tránsito reiterado de nuestras historias, ayuda a
recomponer nuestros dolores, pero si no estamos atentos a ciertas tendencias
espontáneas, corremos el riesgo de tropezar con la misma piedra.
La liturgia que trae el cambio de mando, es más o menos
parecida.
1. El
presidente hace un discurso, donde hace mención a las dificultades que ha
heredado, a los desmanejos de las gestiones anteriores y promete un futuro
difícil, pero colmado de las mejores intenciones.
2. Los
medios de comunicación oficiales, cambian bruscamente desde la apología o
cubrimiento de la gestión anterior, a lo mismo de la nueva, y aquellos que
dejaron el lugar, prácticamente desaparecen por arte de magia.
3. La
opinión pública abraza la nueva ilusión, con un fervor necesario y quizás algo
exagerado, para que la saque de este destino cruel al que estaba sometida y
aquellos que han quedado en el camino, esperan silenciosos a que su turno otra
vez sea.
Hace más de dos años, al poco tiempo de haberse estrenado,
hice un comentario sobre un film nacional espléndido a mi gusto, de título El
último Élvis.
En ese film, el personaje principal, vivía la vida de aquel
glorioso músico que algunos seguimos disfrutando. Tanto es así, que decide
terminar su vida, en el tiempo en que el gran maestro nos dejó.
El riesgo que este horno de revenido nos coloca, es en el de
caer en la tentación, de hacer lo mismo.
Alfonsín recrea el primer radicalismo y si bien salió casi a
las corridas, no quedó preso como don Hipólito y además, le entregó el mando a
su sucesor y por fortuna para él y todos aquellos que lo querían, sobrevivió al
hecho muchos años y mantuvo por mucho tiempo su acción política.
Del mismo modo Menem, concluyó su mandato con adhesiones y
críticas, pero hizo lo mismo que su anterior colega, entregó el mando a un poco
lucido de la Rúa. El Dr. Castillo, el último presidente de la llamada Concordancia
sin embargo, fue expulsado por el GOU y no tuvo oportunidad de entregar nada a
nadie.
El General Perón, no ha podido hacer eso de pasar los
atributos a un compatriota, quizás porque no era algo que consideraba oportuno,
habida cuenta de quienes ha elegido siempre para que lo rodeen, pero sea como
fuere, en los tiempos de los cincuenta, tuvo que salir escapado en una cañonera
y en su último mandato, lo sacó de la presidencia, el camino que tenemos todos
los mortales.
Cristina, al igual que el General al que tanta devoción tuvo
por igualar, recibió el bastón de manos de quien era casi parte de sí misma.
Perón lo recibió del General Farrell, amigo y cómplice de Don Juan Domingo,
Cristina, de su marido y jefe político desde que se conocieron.
En el final de su mandato, por los motivos que sean, nuestra
anterior presidenta, necesitó una salida indecorosa, viajando en clase turista
en la Aerolíneas que tanto brillo le ha dado, hasta sus confines preciados en
una sobreactuación dolorosa, intentando imitar de alguna forma, la salida del
Gran Caudillo.
Del mismo modo, los actuales detentores del poder, se han
apresurado desde la máquina del rumor, como desde las voces periféricas, a
amenazar de prisión por abuso de funciones y corrupción, a la familia palaciega
saliente.
Si merecen ir presos, entonces que vayan, pero los invito a
reflexionar, que hubiera sido prudente algún decoro y esperar los tiempos que
la justicia necesita, para hacer su trabajo.
Cuando Don Néstor accedió a la primera magistratura, quienes
estaban cerca de mis observaciones, escucharon que pedía que con tantos años
vividos, este hombre y luego su mujer, hayan aprendido algo.
El horno de revenido nos da cuenta, de que algunas cuantas
cosas habían aprendido a la hora de asumir y que han sido altamente positivas,
pero algunos suponemos, que aquellas acciones negativas casi de manual que ejercieron,
empañaron en buena forma ese lucimiento.
La expresión futbolera del Vamos, Vamos, Argentina que
anunció el nuevo Presidente en su asunción, en lo personal, no me ha resultado
feliz. Quizás necesite de unas cuantas vidas en revenido, para aceptar el
coctel explosivo que fabrican el fútbol y la política, pero desde estas líneas,
ahora sí hago pública mi advertencia, que espero que cuando tenga que dejar su
bastón este nuevo Primer Mandatario, no esté obligado a citar:
“ No renunciaré, no me suicidaré, no me iré del País”.
No sólo es tarea de quienes gobiernan, tanto de aquellos que
conducen como de los otros que se oponen. Ellos están en el centro de la escena
y no siempre guardan la compostura, el decoro y la responsabilidad.
Aquellos que los alimentamos con nuestros esfuerzos y que
entendemos que “trabajan para nosotros”, otra vez insisto, no nos podemos hacer
los sonsos y si lo hacemos, que Dios y la Patria, nos lo demanden.
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